ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD
RODRIGO. LOS HERMANOS DIEGO DE CUETO
Y MARÍA MAGDALENA, MORISCOS DE ALDEIRE
CHILD SLAVERY. FROM GUADIX TO CIUDAD RODRIGO. THE BROTHERS
DIEGO DE CUETO AND MARÍA MAGDALENA, MORISCOS OF ALDEIRE
José Ignacio Martín Benito
Centro de Estudios Mirobrigenses | joseignacio.ben@gmail.com
Recibido: marzo de 2022 / Aceptado: mayo de 2022
Resumen
Con motivo de la Guerra de las Alpujarras (1568-1571) buena parte de la
población levantada fue reducida a esclavitud. En la compra y venta de esclavos
participaron algunos magnates mirobrigenses residentes en Guadix. Fue así como
varios esclavos acabaron por recalar en Ciudad Rodrigo, entre ellos varios niños
y niñas. Algunos de estos, acogiéndose a las pragmáticas reales, que prohibían
la esclavitud de los menores de once años y de las niñas de menos de diez,
reclamaron judicialmente y fueron puestos en libertad.
Palabras clave
Reino de Granada | Moriscos | Esclavitud infantil | Alpujarras | Libertad.
Summary
On the occasion of the War of the Alpujarras (1568-1571) a good part of the raised
population was reduced to slavery. Some Mirobrigensian magnates residing in
Guadix participated in the purchase and sale of slaves. That was how several
slaves ended up arriving in Ciudad Rodrigo, including several boys and girls. Some
of these, invoking the royal pragmatics, which prohibited the slavery of children
under eleven and girls under ten, filed a legal complaint and were released.
Keywords
Kingdom of Granada | Moors | Child slavery | Alpujarras | Freedmen.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
44
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
“Conforme a derecho siempre se a de faboresçer a la libertad
y no a la servidumbre, por ser como es hodiosa.”1
1. INTRODUCCIÓN
El levantamiento de los moriscos del reino de Granada tuvo uno de los episodios más sonados en el inicio de la rebelión en el marquesado del Cenete en
enero de 1569. Los sucesos de La Calahorra y de Aldeire (Suárez, 1696: 233235; Mármol, 1991: 131, 136-137) se saldaron, tras la intervención militar organizada desde Guadix, con el cautiverio y reducción a esclavitud de centenares
de personas, principalmente mujeres y niños moriscos (Martín, 2000: 349-359).
La guerra convirtió a la ciudad accitana en el centro de un mercado esclavista
de primera magnitud, en el que participaban los notables de la ciudad (Garrido,
2020: 216-219).
La esclavitud terminó por separar a familias enteras, aunque estas procuraron
seguir manteniendo los contactos mientras les fue posible. Fue el caso de la
familia compuesta por Bernardino de Panizo y Mencía López. Desconocemos el
paradero del padre tras la revuelta de Aldeire y la huida de los moriscos a Sierra
Nevada y las Alpujarras, mientras que su esposa y sus cuatro hijos fueron hechos
cautivos, llevados a Guadix y reducidos a esclavitud. Los dos hijos mayores,
María Magdalena y Diego, fueron a parar a casa del canónigo Soria, donde
convivieron con otros esclavos moriscos, mientras que su madre estuvo algún
tiempo en Guadix, para recalar finalmente en Córdoba.
La vinculación de la familia del canónigo Soria con Ciudad Rodrigo hizo que
María Magdalena y Diego fueran trasladados a esta ciudad. La primera, propiedad
de doña Constanza de Paz, sobrina de dicho canónigo y casada con el regidor
mirobrigense Antonio Pacheco Centeno, fue trasladada a la ciudad del Águeda,
y dos años más tarde vendida al también regidor Rodrigo Herrera Pacheco. Por
su parte, Diego fue vendido a Miguel de Cueto, que ostentaba la dignidad de
arcediano de Camaces en la catedral civitatense.
La pragmática real de Felipe II que fijaba un límite de edad en la esclavitud
de los niños y niñas moriscas, enfrentó diversos intereses y finalmente debió
espolear algunos procesos de libertad, generados por abundantes casos de esclavitud ilegal (Martín, 2000: 516-520). Desconocemos el momento en que Diego
de Cueto obtuvo la suya pero, una vez libre, inició en 1582 un pleito ante la justicia de Ciudad Rodrigo por la libertad de su hermana, alegando que cuando fue
capturada en Aldeire era niña menor y, por tanto, no sujeta a servidumbre. A esta
petición se opuso el regidor Rodrigo de Herrera Pacheco, que sostenía que la
muchacha tenía doce años de edad cuando fue cautiva, de modo que no estaba
1. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (ARChV), Pleitos Civiles, Moreno (F), Caja 147, 2.
Rodrigo de Carrión, procurador de María Magdalena, en el proceso de su libertad (Valladolid, 9 de
noviembre de 1582).
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
45
comprendida en la pragmática de su majestad. Las partes alegaron y presentaron
diversos testigos ante el corregidor que, finalmente, pronunció sentencia en favor
de María Magdalena. Tras el recurso de la parte contraria, el pleito terminó en la
Real Audiencia y Chancillería de Valladolid, lo que dio lugar a nuevas probanzas.
El pleito refleja no ya los intereses contrapuestos de las partes, y el entorno social en el drama de la esclavitud infantil en el último tercio del siglo XVI, sino que
permite también entrever el papel y jactancia de los poderosos representados por
un miembro de la oligarquía urbana mirobrigense, así como el menosprecio que
se sentía por otros grupos sociales, en este caso los moriscos. Así, el procurador
de Rodrigo de Herrera no dudaba en argumentar que se debía dar más crédito a
su parte, “por ser cavalleros e jente muy principal”, mientras que la otra “son moriscos y personas que se contradicen en sus dichos tales que ninguna fe haçen”.
El pleito aporta también una valiosa información sobre el alzamiento de los
moriscos de Aldeire y la distinta percepción de contar los hechos trece años
después por sus protagonistas, ya fueran estos cristianos o moriscos, según
se puede comprobar en las diversas declaraciones de testigos. Asimismo, los
testimonios recogidos sirven también para acercarnos a la percepción que se
tenía sobre la línea que separaba la infancia de la pubertad.
2. LINAJES MIROBRIGENSES EN EL COMERCIO DE ESCLAVOS
ACCITANOS
La relación de Ciudad Rodrigo y Guadix en el siglo XVI descansa en el ejercicio de determinados oficios o profesiones que miembros de destacados linajes
mirobrigenses ejercieron en la ciudad accitana. Previamente, a finales del siglo
XV, algunos de ellos habían participado en las campañas del reino de Granada.
Fue el caso de Antonio del Águila, hijo del alcaide de Ciudad Rodrigo y gobernador militar de la frontera de Portugal, Diego del Águila. Antonio, capitán de
los Reyes Católicos, había estado preso y cautivo: la primera en las cercanías
de Quesada y rescatado antes del 13 de octubre de 1484; la segunda vez fue
apresado en la campaña de la conquista de Baza (Bernal, 1989: 82). En 1490,
para ayudarle a costear los gastos que aún debía de su rescate, los Reyes
Católicos le hicieron merced de diez caballerías de tierra en Guadix, un molino
y un horno en Baza, más un pozo de salinas en término de Guadix2. Un año
antes, el 17 de diciembre de 1489, pocos días después de la toma de Baza, los
reyes concedieron desde esta ciudad a Antonio del Águila la merced vitalicia de
la tenencia y alcaldía de sacas de Ciudad Rodrigo, tras la renuncia de su padre
Diego del Águila3.
2. Archivo General de Simancas (AGS), Registro General del Sello, Leg. 149012, 7. Sevilla, 12 de
diciembre de 1490.
3. AGS, Registro General del Sello, Leg. 148912, 11. La toma de Baza tuvo lugar el 4 de diciembre
de 1489.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
46
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
Con el tiempo, otros miembros del linaje de los Águila ostentaron cargos en
Guadix. Un hijo de Antonio del Águila, del mismo nombre, fue nombrado obispo de Guadix el 14 de abril de 1537, ejerciendo el episcopado accitano hasta
1546, cuando fue promovido a la sede de Zamora (Martín, 2016: 55-107). Otro
miembro de la familia, sobrino del obispo y llamado también Antonio del Águila,
vecino y regidor de Ciudad Rodrigo, fue corregidor y justicia mayor de Guadix
(1574-1577)4. Coincidió su oficio con un periodo en el que la ciudad accitana se
convirtió en un centro de compra y venta de esclavos de procedencia morisca
tras la guerra de Granada de 1568-1571, pues la rebelión alpujarreña fue la
causa de que miles de personas de la región, levantada contra Felipe II, fuera
reducida a la esclavitud (Garrido, 2020: 216-219).
Durante el desempeño de su cargo en Guadix Antonio del Águila participó en
la compra y venta de esclavos moriscos. En febrero de 1576 vendió al arcipreste
de la Catedral accitana un esclavo berberisco de 18 ó 19 años por 90 ducados.
Un mes después compró un esclavo morisco de 18 años llamado Rafael por 80
ducados, procedente de Alcudia de Guadix. El 10 de septiembre de 1578 compró
una esclava “morena más que membrillo cocho” llamada Isabel, de unos 25 años,
pequeña de cuerpo, gorda de rostro y ladina, por precio de 70 ducados libres de
alcabala. Un mes más tarde Antonio del Águila volvió a comprar en Guadix otra
esclava morisca, también llamada Isabel por 100 ducados horros de alcabala
(Garrido, 2011: 637, 639, 640).
Otros linajes mirobrigenses fueron los Soria, Paz, Pacheco, Caraveo Centeno, Chaves, Silva…5. Al primero pertenecía Juan de Soria, canónigo en Guadix
en tiempos de la rebelión alpujarreña, que vivía en la parroquia del Sagrario,
junto a su hermana Juana de Caraveo. Con ellos vivía doña Constanza de Paz,
hija de doña Juana, mujer a la sazón de Antonio Pacheco Centeno, vecino y
regidor de Ciudad Rodrigo. En casa del canónigo Soria vivían también siete
u ocho esclavos moriscos, entre ellos varios niños, como fue el caso de los
hermanos Diego de Cueto y María Magdalena. De Guadix pasaron a Ciudad
Rodrigo, como se verá.
Otro notable, don Félix Nieto de Silva, vecino de Ciudad Rodrigo, señor de Alba
de Yeltes y corregidor de Guadix en 1594, contó entre sus criados con Juan de
Silva, antiguo esclavo, natural de La Calahorra, que fue cautivado en la rebelión
del reino de Granada y reducido a esclavitud a la edad de 27 años, como él
mismo declaró en el proceso de manumisión de María Magdalena. En 1582 Juan
ya era libre y estaba al servicio de don Félix Nieto de Silva, tal vez su antiguo
amo, del que adoptaría el sobrenombre.
4. Probablemente se trate de Antonio del Águila, hijo bastardo del alcaide Francisco del Águila
(†1533), vid. Salazar (2008: 203).
5. Para un mayor conocimiento de los linajes, vid. Salazar (2002: 231-262).
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
47
3. ESCLAVITUD INFANTIL ACCITANA EN CIUDAD RODRIGO
Tenemos constancia en Ciudad Rodrigo de la existencia de esclavos moriscos,
entre ellos varios niños y niñas, capturados en la rebelión y levantamiento del
reino granadino. Conocemos al menos cuatro casos de esclavitud infantil. Sus
amos fueron regidores, eclesiásticos y mercaderes. Así, el regidor Antonio Pacheco, en la lista de moriscos que se hizo el 11 de enero de 1572 por orden del
corregidor, registró dos esclavas moriscas. Una de ellas era una “muchacha de
siete años que compro a un soldado siendo de hedad de tres años y dixo tenerla
en su poder, de buen cuerpo y morena e cara redonda, los ojos grandes”. La otra
era María Magdalena, que el regidor había llevado de Guadix a Ciudad Rodrigo:
“Antonio Pacheco Çenteno hizo notificación de una esclava suya que hera natural del lugar Aldeyre que es en el Çenete de Guadix del Reino de Granada, lugar
levantado”6. Antonio Pacheco la vendió hacia 1573 al también regidor y vecino de
la ciudad, Rodrigo de Herrera Pacheco7.
Los eclesiásticos también contaron con esclavos. Fue el caso de Miguel Cueto,
arcediano de Camaces, en la catedral de Ciudad Rodrigo, que compró a Diego,
hermano de María Magdalena8. En 1610 se cita a Ángela, que vivía en San Felices de los Gallegos y que había sido “esclava de Juan Estevan, clerigo”9.
En cuanto a los mercaderes, cabe citar el caso del lanero Mateo López, de Ciudad Rodrigo, propietario de un niño morisco llamado García. El 4 de julio de 1573,
su curador, Juan Román, había iniciado un pleito para que García fuera puesto
en libertad, alegando que había sido vendido como esclavo cuando no tenía más
de cinco o seis años, lo que contravenía las pragmáticas reales sobre la edad en
que los moriscos de la rebelión de Granada podían ser reducidos a esclavitud10.
3.1. LOS HERMANOS DIEGO
NATURALES DE ALDEIRE
DE
CUETO Y MARÍA MAGDALENA,
En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid se conserva la ejecutoria y
el pleito entre Rodrigo de Herrera Pacheco, regidor y vecino de Ciudad Rodrigo,
y María Magdalena, su esclava11. Esta documentación nos aporta bastante información sobre la reducción a la esclavitud de varios vecinos de Aldeire (Granada),
en el contexto de la rebelión del reino de Granada, y su posterior venta.
6. ARChV, Pleitos Civiles, Moreno (F), Caja 147, 2.
7. ARChV, Registro de Ejecutorias, Caja 1489, 8; ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2.
8. También en otras ciudades se registran esclavos moriscos en manos eclesiásticas. Francisco de
Deza, deán de Zamora, tuvo en Toro un esclavo morisco al que dio la libertad en su testamento (AGS,
Cámara de Castilla, Leg. 2196. Memoria de los moriscos que había en Zamora y Toro, 7 de septiembre
de 1589) Vid. Martín Benito (2003: 159). Para la ciudad de Guadix, vid. Garrido (2011: 142).
9. Archivo Municipal de Ciudad Rodrigo (AMCR), Caja 148.21.0. Autos hechos sobre la expulsión de
los moriscos en virtud de ordenanzas (1609-1613).
10. ARChV, Registro de ejecutorias, Caja 1309, 42. Escribano del pleito: Alonso de Santisteban.
Escribanía de Pérez Alonso.
11. ARChV, Registro de ejecutorias, Caja 1489, 8; ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
48
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
Aldeire era un lugar cercano a La Calahorra, en el marquesado del Cenete, próximo por tanto a Guadix, sede episcopal. Allí fueron cautivados un grupo
numeroso de mujeres y niños, tras el levantamiento armado12. Los moriscos de
Aldeire fueron llevados a La Calahorra donde, en presencia del gobernador, Juan
de la Torre, fueron listados y repartidos entre varios caballeros “e les cupo a cada
uno tres o quatro”13.
Entre los moriscos cautivados y esclavizados en Aldeire estaba la familia de
Mencía López y sus cuatro hijos: María Magdalena, Diego, Sebastián y Luis.
Entonces María debía contar seis o siete años, siendo la mayor de los cuatro
hermanos. Fue cautivada por el hidalgo y capitán Melchor de Mescua14, que la
vendió en Guadix, yendo a parar a la casa que el canónigo Soria tenía en la
ciudad y donde convivía con su hermana Juana de Caraveo y la hija de esta,
doña Constanza de Paz. Diego fue también comprado por el canónigo Soria, al
parecer a ruego de su madre Mencía López. Esta, cautiva también en Guadix
y esclava de Alonso Pulido15, visitaba frecuentemente a su hija y rogó al canónigo Soria que “comprara a Dieguillo […] para que estuviese en companya de
la dicha Maria Madalena y el dicho canónigo lo compró”16. Mencía López debió
visitar a su hija hasta que fue trasladada a Córdoba −probablemente vendida
como esclava− pues según Alonso Sánchez, uno de los testigos de la parte de
Rodrigo de Herrera, “estando este testigo en la çibdad de Cordoba ablo […] a la
su madre de la dicha Maria Madalena, que se llamava Mençia Lopez o Mençia
Martinez, porque este testigo le llevaba cartas de la dicha Maria Madalena”. De
los otros dos hermanos, Sebastián y Luis, nada más sabemos.
3.2. EL TRASLADO A CIUDAD RODRIGO
Los hermanos Diego y María Magdalena vivieron un tiempo en casa del canónigo Soria, junto a otros esclavos moriscos, hasta que fueron llevados a Ciudad Rodrigo, donde vivieron separados, ya que Diego fue vendido al arcediano
de Camaces, Miguel Cueto, mientras que María Magdalena, vivió en la casa de
doña Constanza de Paz y de su marido Antonio Pacheco Centeno. Diego adoptaría el sobrenombre de su amo, como declaró Juan Cordones, paje de Diego
Hernández de Ávila en el proceso de libertad de María Magdalena:
12. Sobre los sucesos de Aldeire y otros lugares, vid. Ruiz (1991: 291-336).
13. ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2. Declaraciones de Gaspar Hernández y Martín
Pérez, moriscos, en el pleito de libertad de María Magdalena.
14. Melchor de [A]Mescua y Mira será padre del afamado dramaturgo Antonio Mira de Amescua (ca.
1574-1644), quien tenía a su cargo varias esclavas moriscas.
15. ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2. Según declaración de 9 de febrero de 1583 hecha
por su hermano Baltasar Pulido.
16. ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2. Testimonio de Juana de Caraveo, hermana del
canónigo Juan de Soria, en 30 de abril de 1582, en el pleito entre Rodrigo de Herrera Pacheco y María
Magdalena.
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
49
“Quando vino cautibo su hermano que se llama Quetico, lo vendieron al arçediano Queto, vezyno de esta çibdad, que estaba en casa de Diego Hernandez de
Abila, y era muchacho pequeño.”
El traslado de María Magdalena a Ciudad Rodrigo debió tener lugar en torno a
1570, pues de la información del pleito sabemos que María Magdalena permaneció
en Guadix año y medio, hasta que por orden de doña Constanza de Paz, fue llevada a la ciudad del Águeda. La mudanza se le encomendó a Francisco Gallego de
Soria, vecino de esta ciudad y sobrino del canónigo Soria y de Juana de Caraveo
y, por tanto, primo de doña Constanza de Paz. El viaje a Ciudad Rodrigo lo hicieron
en cabalgaduras, tomando la ruta de Guadix a Jaén. Una vez pasada Sierra Morena, tomaron el camino de Guadalupe, para dirigirse después hacia su destino, probablemente por el puerto de Perales. Estando en un mesón, en Jaén, ofrecieron a
Gallego de Soria 150 ducados por María Magdalena, pero este rechazó la oferta17.
Así pues, en casa de Antonio Pacheco y Constanza de Paz estaba María Magdalena cuando, conforme al repartimiento de los moriscos que hizo Felipe II por
el interior del reino en 1571, llegaron a Ciudad Rodrigo más de medio millar de
moriscos. La llegada tuvo lugar el 3 y 4 de enero de 1572; procedían aquellos
de Osuna y Écija (Martín, 2021: 39-52), y fueron repartidos por varias casas. Por
este motivo, el 11 de enero el corregidor Paz de Saavedra mandó pregonar que
todos los vecinos de la ciudad y de sus arrabales que tuvieren moriscos en sus
casas o a su cargo lo manifestaron ante el propio corregidor. Conforme a ello,
Antonio Pacheco “hizo notificación de una esclava suya [María Magdalena] que
hera natural del lugar Aldeyre que es en el Çenete de Guadix del Reino de Granada, lugar levantado”18. Al año siguiente Antonio Pacheco la vendió a Rodrigo de
Herrera Pacheco, vecino y regidor de Ciudad Rodrigo19.
María Magdalena entró en contacto con los recién llegados, entre ellas con
Isabel Hernández, una morisca que se ganaba la vida vendiendo esterillas de
casa en casa por la ciudad, y que en mayo de 1582 prestó declaración como
testigo en el proceso de libertad de la esclava oriunda de Aldeire.
4. EL PROCESO DE LIBERTAD DE MARÍA MAGDALENA
En marzo de 1569 Felipe II accedió a que los moriscos levantados en armas
podían ser reducidos a la esclavitud al haber cometido un delito de “lesa magestad divina y humana”. Quedaban excluidos del cautiverio los niños menores de
once años y las niñas menores de diez, los cuales debían ser puestos bajo la
custodia de cristianos viejos hasta que alcanzaran los veinte y los dieciocho años,
respectivamente (Mármol, 1991: 153)20.
17. ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2. Declaraciones de Francisco Gallego de Soria y
de Isabel Gómez, criada de Antonio Pacheco Centeno.
18. ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2.
19. ARChV, Registro de Ejecutorias, Caja 1489, 8; ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2.
20. Matiza sobre la edad Aranda (1984: 127). Vid. también Martín Casares (1998: 337-348).
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
50
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
No obstante, dicha condición no fue respetada y muchos niños moriscos,
fueron reducidos a esclavitud. Según el cronista Luis de Mármol la provisión
real “se despachó en forma de premática, que se pregonó y divulgó por todo el
reino”, pero que “en esto hubo desde el principio mucho desorden, herrando á los
niños inocentes y vendiéndolos como esclavos”. Los abusos cometidos contra la
población morisca infantil y el incumplimiento de la pragmática hicieron que se
promulgara una nueva orden real el 30 de julio de 1572, en la que se recordaban
las condiciones del cautiverio en función de la edad:
“Y otrosí que en quanto a los dichos moriscos menores de la dicha edad de diez
años y medio los varones, y de nueve y medio las mugeres, declaramos que aquellos, conforme a lo por nos ordenado, no fueron esclavos de los que los tomaron, ni
de aquellos a cuyo poder ha venido y que las ventas y otros qualquier contratos y
disposiciones que dellos se ouieren hecho han sido y fueron ningunas.”
4.1. INICIO DEL PROCESO
Desconocemos el momento en que Diego de Cueto obtuvo la libertad pero una
vez alcanzada, inició en 1582 el proceso para obtener la de su hermana. Lo hizo
presentando una solicitud ante el doctor Pedro Caballero, corregidor de Ciudad
Rodrigo, para que se nombrara un curador ad litem, al tener María Magdalena
diecisiete años y ser menor de edad. Mientras que Rodrigo de Herrera la tenía
por su esclava, consideraba Cueto que su hermana era libre y no sujeta a
servidumbre, en base a las leyes y pragmáticas de su majestad. Días después,
Simón Hernández, como curador ad litem de María Magdalena, presentó una
demanda contra Rodrigo de Herrera ante el corregidor, en la que solicitaba
la libertad, conforme a la pragmática real anteriormente citada. En vista de la
petición, el 27 de marzo de 1582 Pedro Caballero mandó que, en un plazo de tres
días, Rodrigo de Herrera le entregara a María Magdalena y que “entretanto no
la errase ni trasportase so pena de cinquenta mil maravedís”, y que se quisiera
alegar “ponerla ante mí”, lo hiciera conforme al derecho.
En virtud de ello, el procurador Juan Ramos, en nombre de Rodrigo de
Herrera, presentó al corregidor una petición en la que aseguraba que cuando
María Magdalena fue cautivada era mayor de once años y medio. Acompañó a
esta petición el registro de los moriscos que se habían alistado en la ciudad en
1581 “para que constase como la dicha Maria Madalena se avia alistado y avia
confesado tener al tiempo de aver sido cautiva once años y medio”. De este modo
pretendía que la muchacha morisca no estaba afectada por la disposición real,
razón por la cual la reclamaba por esclava.
4.2. PRESENTACIÓN DE TESTIGOS
Las partes se apresuraron a presentar varios testigos ante el corregidor de
Ciudad Rodrigo. El asunto principal era probar la edad de la muchacha en el
momento de ser cautivada y reducida a esclavitud, pues de ello se infería o no
su libertad. La parte de Rodrigo de Herrera Pacheco presentó a personas que
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
51
habían conocido a María Magdalena en Guadix, en casa del canónigo Soria,
donde estaba al poco tiempo de haber sido hecha esclava, mientras que la parte
de María Magdalena, representada por Simón Hernández, buscó principalmente
declaraciones de personas que habían conocido a la muchacha en Aldeire, en
casa de sus padres y que conocían también cómo se había producido el cautiverio.
Rodrigo de Herrera Pacheco buscó también el apoyo de Antonio Pacheco
Centeno, antiguo amo de María Magdalena. El 5 de abril de 1582 este último
pidió ante el escribano Francisco Román un testimonio del registro de moriscos
que se hizo en la ciudad en enero de 1572, tras la llegada de los primeros deportados21. Este alistamiento se había hecho conforme a un auto proveído por
el corregidor y pregonado el 11 de enero de 1572, que ordenaba que todos los
vecinos de la ciudad y sus arrabales que en sus casas tuvieran alojados moriscos, lo manifestaran. Conforme a ello, Antonio Pacheco había hecho notificación
de dos esclavas
“[Una] que hera natural lugar de Aldeyre, que es en el Çenete de Guadix del
Reyno de Granada, lugar levantado, de diez y seis años, la qual dixo que al tienpo
que fue cautiba seria de hedad de honze años y medio, pequeña de cuerpo, de
buen rostro; la otra, una muchacha de siete años que compro de un soldado siendo
de hedad de tres años y dixo tenerla en su poder, de buen cuerpo y morena e cara
redonda, los ojos grandes.”
El 21 de abril de 1582 Rodrigo de Herrera dio carta de poder a Juan Ramos,
Juan Mediano y Antonio Hernández, procuradores de causas en Ciudad Rodrigo,
así como a Francisco Doya y Francisco Pérez, procuradores de la Chancillería de
Valladolid para que le representaran. El 27 de abril Juan Mediano, procurador de
Rodrigo de Herrera presentó las preguntas del interrogatorio:
“1. Primeramente si conosçen las dichas partes e si conosçen a Antonio Pacheco
Çenteno vezino desta çibdad.
2. Yten si saben que el rebelion de los moriscos del reyno de Granada se lebanto e
rebelo ansi mismo el lugar de Aldeyra [sic] ques en el Çenete de Guadix del dicho
reyno de Granada de donde hera vezyna e natural la dicha Maria Madalena.
3. Yten si saben que en el rebelion y levantamiento del dicho lugar de Aldeyra
fue presa y cautiva la dicha Maria Madalena con otras muchas moriscas y
moriscos que andaban levantados en la sierra del dicho Reyno, la qual prision
saben los testigos que hizo un Melchor de Mesqua, vezino y natural de la dicha çibdad de Guadix, el qual la dio a doña Costança de Paz, mujer del dicho
Antonio Pacheco.
21. La llegada a Ciudad Rodrigo de los moriscos procedentes de Osuna y Écija tuvo lugar los días 3 y
4 de enero de 1572 (AGS, Cámara de Castilla, Leg. 2167, 24). El 1 de enero habían sido entregados
otros 15 en El Bodón, aldea de Ciudad Rodrigo (AGS, Cámara de Castilla, Leg. 2167, 15). Vid. Martín
Benito (2022: 211-215).
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
52
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
4. Ytten, si saben que al tienpo que fue presa la dicha Maria Madalena hera mujer
de hedad de honçe años y medio antes mas que menos y tal paresçia su aspecto.
5. Yten, si saben que todo lo susodicho es publico e notorio.”
Ese mismo día, en presencia del escribano Antonio de Isla, Juan de Mediano
presentó como testigos a Francisco Gallego de Soria y a Francisco de Chaves
de Robles, vecinos de Ciudad Rodrigo, vinculados a destacados linajes urbanos.
Francisco Gallego de Soria declaró haberse hallado presente en la guerra de
Granada, donde vio que el lugar de Aldeire “estaba yermo y sin jente”, y que había
oído decir que fue el primer lugar en levantarse. Añadió que María Magdalena le
había dicho que “su padre y su madre en el dicho levantamiento se fueron todos
a la sierra y llevaron a la dicha Maria Madalena y a los demás sus hijos”. Declaró
también que esta era natural de Aldeire porque ella misma se lo había referido
y que también lo había oído decir en Guadix en la casa del canónigo Soria,
tío del testigo, según habían referido “todas las personas de casa, criadas del
dicho canonigo y dos hermanas de Melchor de Mesqua”. Refirió que era público
y notorio que María Magdalena había sido presa y cautivada por Melchor de
Mescua, “el cual la dio por esclava a doña Costança de Paz”, mujer de Antonio
Pacheco Centeno, “estando en casa del dicho canonigo Soria en la çibdad de
Guadix, que hera su tio”. Doña Constanza le confió la muchacha para que la
llevara a Ciudad Rodrigo y “este testigo se la traxo por tal su esclava”.
De la declaración de Francisco Gallego de Soria resulta particularmente
interesante la respuesta a la cuarta pregunta del interrogatorio, que por su interés
transcribimos completa:
“A la quarta pregunta dixo que lo que sabe e responde della es que este testigo
fue a la guerra de Granada el año de mil e quinientos y setenta años y llego este
testigo víspera de Pascua de Santi Spiritus a la çibdad de Granada, de donde este
testigo se fue con otras personas desta çibdad á la çibdad de Guadix, entre los quales fue uno Françisco de Chaves, hijo de Martín de Chaves, vezyno desta çibdad22
y llegaron a cenar en casa del dicho canonigo Soria donde estaba cautiba la dicha
Maria Magdalena, la qual bio este testigo la primera vez, quando la bio le paresçio
a este testigo que seria de hedad de treze años poco mas o menos y que la razon
por donde a este testigo se lo paresçe fue porque hera una moça de buen cuerpo
y que sabia muy bien servir y moça de buena raçon y entendimiento y quando este
testigo la traxo de la çibdad de Guadix a esta çibdad trahia dos muchachas ansy
mesmo en la dicha conpaña y por ser e por ser muchachas e no se saber tener en
las cabalgaduras llegando a un lugar que se dize Guarda23 […] porque las dichas
muchachas no se sabian tener y se le cahian de las bestias, conproales dos capachos en las que hizo traer esta çibdad y la dicha Maria Madalena bino sobre la carga de la cabalgadura toda Sierra Morena y otras sierras y el camino de Guadalupe
y siempre bino bien teniéndose en la dicha cabalgadura y estando con ella en un
mesón en Jaen por ser buena moça daban a este testigo çiento e çinquenta duca22. Se refiere a Ciudad Rodrigo.
23. Seguramente la actual La Guardia de Jaén.
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
53
Lám. 1. Transporte morisco en cabalgadura, según el Tractenbuch (c. 1529) de Christoph Weiditz.
Germanisches Nationalmuseum, Núremberg.
dos por ella y este testigo no la quiso dar y que esta Quaresma pasada le pregunto
este testigo a la dicha Maria Madalena que quantos dias abya estado esclava antes
que partiese de la çibdad de Guadix, la qual dixo que la habian cautivado por el antinejo y a este testigo le paresçe que fue el antinexo del año de quinientos e sesenta
y ocho y que estuvo cautiba en la çibdad de Guadix año y medio antes que este
testigo se partiese con ella de la çibdad de Guadix y por estas razones le paresçe
a este testigo que la dicha Maria Madalena tendría la hedad que la pregunta dize.”
Tras la declaración de Francisco Gallego de Soria, prestó juramento y testificó Francisco de Chaves Robles, de treinta años, reconociendo su parentesco
con Antonio Pacheco Centeno. Declaró que por el tiempo de la rebelión de los
moriscos y estando el testigo en la ciudad de Guadix, había conocido a Melchor
de Mescua, vecino de la ciudad accitana, el cual había cautivado a María Magdalena “con otros esclavos y esclavas e la dio por tal esclaba al canonigo Soria e
a la señora Juana de Carabeo su hermana o a la señora Constança su sobrina,
porque al tienpo que este testigo llegó a la çibdad de Guadix alló a la dicha Maria
Madalena por esclaba en casa de los sobredichos y esto lo sabe este testigo porque comio e bebió con el dicho Melchor de Mesqua, que la cautivó e la vio este
testigo como dicho tiene”. Refirió también que, estando él malo en la cama en
casa del canónigo Soria, María Magdalena lo curaba, le hacía la cama, fregaba
y hacía otras cosas que le mandaban, razones por las cuales estimaba que “era
moça grande”, pero la edad que tenía no la sabía.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
54
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
El 28 de abril compareció como testigo Isabel Gómez, criada de Antonio Pacheco y vecina de Ciudad Rodrigo, libre y soltera, la cual declaró que en tiempos de la rebelión de los moriscos ella estaba y vivía en Guadix en la casa del
canónigo Soria, donde oyó decir a María Magdalena y a su hermano Diego, a
los que conoció y trató, cómo en el lugar de Aldeire se habían levantado todos
los moriscos, que se fueron a la sierra y que se morían de hambre. A la tercera
pregunta respondió que un hidalgo, al que llamaban Melchor de Mescua, cautivó a María Magdalena, a su madre, a Diego y a otros dos hermanos suyos,
“así como a otros muchas moriscas con ayuda de otras jentes e las trajeron a
la dicha çibdad de Guadix cautivas y el dicho Melchor de Mesqua dio a doña
Costança de Paz, mujer del dicho Antonio Pacheco a la dicha Maria Madalena
por su esclaba, la qual la resçibio e tubo por tal su esclaba muchos dias e la
enbio a esta çibdad con Francisco Gallego de Soria, vezyno de Çibdad Rodrigo,
por tal su esclaba”.
Isabel Gómez declaró había oído decir a Juana de Caraveo y a doña Constanza de Paz que ellas habían preguntado a la madre de María Magdalena, que
la iba a ver casa del canónigo Soria, la edad de su hija, diciendo su madre que
“estaba muy muchacha, que no había mas de honçe años y medio”, pero que
la testigo la tenía por más edad “porque luego la puson a labrar e labro como si
fuera una mujer de diez y seis a diez y siete años y açia qualquier ofiçio que le
mandaban muy bien”. Para reafirmar lo dicho, añadió que se acordaba que los
moriscos comían pan de cebada en verano y “entonçes el [canónigo Soria] dixo
que se masase alguna çebada para otros moriscos que abya en casa e nayde
lo supo masar e la dicha Maria Madalena dixo que ella lo amasaba e la çirvio e
maso muchas veces de allí por delante”. Por estas razones y por su cuerpo entendía la testigo que le parecía tener más edad de once años y medio.
Juan de Mediano presentó otro testigo el 30 de abril. Se trataba de Juan Castilla de Santander, vecino de Ciudad Rodrigo, de treinta y cuatro años, el cual
declaró que por el tiempo de la rebelión de los moriscos, él se había hallado en
la ciudad de Granada y que había oído decir que María Magdalena fue cautiva
por haber sido de los moriscos que se levantaron. Sabía que doña Constanza
de Paz la había llevado a Ciudad Rodrigo, donde la tenía por esclava y que la
vendió a Rodrigo Pacheco de Herrera. Dijo no saber la edad de la muchacha,
pero que cuando la vio en casa de doña Constanza “por su aspecto paresçia
tener doce años cumplidos”.
Ese mismo día prestaron también declaración doña Juana de Caraveo y su
hija doña Constanza de Paz. La primera dijo ser viuda, mujer de Antonio de
Paz, de sesenta y cuatro años, y suegra de Antonio Pacheco Centeno. Indicó
que en el momento de la rebelión morisca ella estaba y residía en Guadix, en
casa del canónigo Soria, su hermano, donde oyó decir que el lugar de Aldeire
fue uno de los primeros lugares que se levantaron en el Cenete y que “todos
los moriscos hombres, mujeres e muchachos y niños todos se abian salido a la
Sierra”. Dijo saber que María Magdalena era natural de Aldeire, porque así se
lo había dicho su madre, Mencía López, que venía a verla muchas veces a casa
de la testigo. Añadió que la muchacha había sido cautiva por Melchor de Mescua, junto con su madre y tres de sus hermanos, el cual la llevó a la ciudad de
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
55
Guadix, donde junto con “mucha cantidad de moriscos, mujeres y muchachas
y muchachos”. Juana de Caraveo relató cómo María Magdalena había pasado
a ser esclava de su hija:
“El dicho Melchor de Mesqua dixo a la dicha doña Costança de Paz que fuera
su merçed a escoger una morisca qual ella quisiese, que se la daba por esclaba
y cautiba y ansy fue esta testigo e la dicha doña Costança de Paz con otras
hermanas del dicho Melchor de Mesqua donde estaban las moriscas y la dicha
doña Costança de Paz tomo por morisca a la dicha Maria Madalena e la traxo a su
casa e la tubo por su esclaba cautiba con el dicho Antonio Pacheco Centeno, su
marido, seis años poco mas o menos.”
Juana de Caraveo añadió que la madre de María Magdalena decía que esta
era la mayor de cuatro hijos que tenía y que rogó a su hermano el canónigo
Juan de Soria “que comprase a Dieguillo para que estuviese en compañía de
la dicha Maria Magdalena y el dicho canónigo lo compró”. Respecto a la edad
de la muchacha respondió que era “buena moca, hermosa, de buen paresçer e
por ser grande la recoxio la dicha doña Costança de Paz e no la dexaba salir de
casa, la qual era moça entendida y que la lavaba muy bien y masaba en casa
quando hera menester especialmente pan de çevada en casa del dicho canonigo
y nadie en casa supo masar pan de çebada y la dicha Maria Madalena dixo que
ella lo sabia masar e lo maso muchas veces, por donde se bia que entendía tenia
mas hedad de la que su madre deçia, porque preguntado a su madre de la dicha
Maria Madalena que hedad abia Maria, deçia que hera muchacha de honçe años
y medio y ansi lo dixo muchas veces a esta testigo”.
Lám. 2. Mujeres y niña moriscas, según el Tractenbuch (c. 1529) de Christoph Weiditz (1529).
Germanisches Nationalmuseum, Núremberg.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
56
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
Seguidamente se tomó juramento a doña Constanza de Paz, mujer de Antonio
Pacheco Centeno. Refirió que cuando tuvo lugar el levantamiento de los moriscos
del reino de Granada, residía en Guadix, juntamente con su madre Juana de Caraveo en casa del canónigo Juan de Soria. Entonces oyó decir que todos los moriscos de Aldeire se habían levantado y se habían ido con sus mujeres y niños sierra
arriba. Refirió también que se hizo público que en el dicho lugar habían tapiado las
calles y puesto fraguas para hacer armas. En su declaración añadió que Melchor
de Mescua le había referido como él y otros muchos compañeros, vecinos de Guadix, “fueron todos juntos al dicho levantamiento e traxo captivos muchas moriscas
viejas y muchachas y muchachos e moças, que fue gran golpe dellas, donde bino
cautiva la dicha Maria Magdalena e su madre e otros tres hermanos suyos”.
Constanza de Paz refirió que, en compañía de su madre y de otras hermanas de
Melchor de Mescua, fue a ver las cautivas que estaban en casa de otro compañero y
que Melchor le dio por esclava a María Magdalena, llevándola para casa. Contó que
después de haberla enviado con Francisco Gallego de Soria a Ciudad Rodrigo, Melchor de Mescua fue a casa del canónigo Soria y preguntó por la esclava; al enterarse de su ausencia, De Mescua respondió: “Juro, señora que estaba aquí el alguaçil
mayor que me bino hablar que os diera doscientos ducados por ella”, añadiendo la
testigo que “no la pudo vender por la aver enviado a esta çibdad”. En lo referente a
la edad, señaló también el episodio de amasar el pan de cebada, y que María Magdalena lo amasaba “como una mujer de veinte años”, por lo que entendía que tenía
más edad de once años y medio que decía su madre. Reforzaba esta creencia de
tener más edad la respuesta que le había dado Mencía López a la testigo, pues al
preguntarle doña Constanza por la edad de su hija, aquella respondió que estaba
niña, “que abia honçe años y medio y que ella parya de tres en tres años, que todos
los hijos que tenia se llevaban tres años unos a otros y era la mayor la dicha Maria
Madalena”. La testigo declaró conocer a todos los hermanos, “quel mayor dellos
hera Dieguillo, el qual anda solicitando este pleito y otro se llamava Sevastian y otro
Luis porque durante el tienpo que esta testigo estuvo en Guadix su madre de la
dicha Maria Madalena fue a verla muchas veces y ella rogo mucho al canonigo que
conprara a este Diego que bieniese en conpañia de su hermana”.
El 5 de mayo prestó declaración Francisco de Herrera de la Parra, vecino de
Ciudad Rodrigo, de treinta y ocho años, el cual dijo haberse hallado en el reino de
Granada por el tiempo de la rebelión y levantamiento de los moriscos, y que sabía
que el lugar de Aldeire fue uno de los que se levantaron en el Cenete. Dijo que
la primera vez que vio a María Magdalena fue en Guadix, en casa del canónigo
Soria, seis o siete meses después de haber sido cautivada y que le pareció de
más edad de lo contenido en la pregunta “porque bio que hera una muchacha ya
grande”, y que “despues a esta parte le paresçio que a crecido poco”, aunque la
edad no la sabía.
Otro de los testigos presentados por Juan de Mediano fue Antonio de Herrera,
vecino de la villa del Bodón, de treinta y tres años24. Prestó declaración ante el
24. El testigo había estado como soldado en el levantamiento del reino de Granada, según refirió el
testigo Alonso Sánchez, en su declaración de 7 de mayo de 1582.
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
57
corregidor el 7 de mayo y dijo saber que en la rebelión del reino de Granada se
levantó el lugar de Aldeire, en el Cenete de Guadix, donde el testigo había oído
decir en Guadix a Melchor de Mescua que la dicha María Magdalena era natural
del citado lugar. Asimismo le había escuchado decir que había cautivado a María
Magdalena con otras moriscas en el levantamiento de Aldeire y que sabía que el
citado la dio a doña Constanza de Paz, mujer de Antonio Pacheco, que estaba
en casa del canónigo Soria en la ciudad accitana. Y esto lo sabía por haber estado el testigo en dicha casa cerca de dos meses. Declaró que conoció a María
Magdalena en dicha casa, “la qual serbia allí e masaba el pan de çevada para los
moriscos y por ser una moça no la dejaban salir de casa y este testigo le paresçe
que seria de hedad de doçe años y antes mas que menos”.
El mismo día se tomó declaración a Alonso Sánchez, de veinticinco años,
criado de Rodrigo de Herrera. En su testimonio señaló que había oído decir a
Antonio de Herrera, vecino del Bodón y soldado que fue en el levantamiento
del reino de Granada, cómo el lugar de Aldeire se había levantado con otros
lugares. También le oyó decir que Magdalena era natural de dicho lugar y que
había sido cautivada por un capitán llamado Melchor de Mescua. Refirió también
Alonso Sánchez, que estando en la ciudad de Córdoba, donde estaba la madre
de María Magdalena, a la que el testigo le llevaba cartas de su hija, aquella le
dijo que la muchacha era cautiva por un año o año y medio que “avia mas de lo
que mandaba su magestad y ansimismo oyo este testigo dezyr a la dicha Maria
Madalena: Desbenturada de mi que por un año o año y medio que avia mas de lo
que mandaba su magestad soy cautiba”.
En paralelo a los testigos de la parte de Rodrigo de Herrera Pacheco,
presentados por su procurador Juan de Mediano, la parte de María Magdalena,
representada por Simón Hernández, su procurador y curador ad litem, hizo lo
propio. Y así, el 8 de abril, presentó ante el corregidor como testigo a Juan de
Herrera, vecino de Ciudad Rodrigo, de cuarenta años. Este declaró que en la
Navidad de 1571, cuando iba con Pacheco Parada, también vecino de Ciudad
Rodrigo, “al río de Almaçor a la guerra de Granada”, posó en Guadix en la casa
del canónigo Soria, “donde estaba Juana de Carabeo, suegra que dicen ser de
Antonio Pacheco, que residen en esta Çibdad Rodrigo, y allí bio este testigo a la
dicha Maria Magdalena que la tenia la dicha Juana de Carabeo por su esclava”.
Juan de Herrera añadió:
“Que hera muchacha pequeña y que este testigo oyo dezir en la dicha çibdad de
Guadix que sus padres de la dicha Maria Magdelena heran de un lugar que llaman
Adeyre que esta en el Çenete de Guadix, cabe La Calahorra, que es en el Reino
de Granada, pero que no tiene notiçia a quien lo oyo dezir y que al tienpo que este
testigo bio a la dicha Maria Magdalena en su conçiençia le paresçio que hera de
hedad de diez e honçe años, poco mas o menos, pero la hedad çierta que tenya,
este testigo no lo sabe.”
El 30 de abril el corregidor recibió los testimonios de Hernando Ramos y de
Pedro López, ambos moriscos, presentados por Simón Hernández. El primero
dijo ser vecino de Ciudad Rodrigo, “de los que en ella fueron repartidos”, mientras
que el segundo lo era de Tolox, aunque estante en la ciudad. Hernando Ramos,
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
58
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
de cuarenta y cinco años, era natural de Aldeire. Declaró que en el momento de la
rebelión del reino de Granada, María Magdalena “hera muchacha pequeña, que
abrya çinco o seis años, porque este testigo conosçio a su padre e madre que se
llamava Bernaldino de Panyço e la madre Mençia Lopez”. Relató el momento y
ciertos pormenores del cautiverio:
“En el dicho lugar de Aldeyre sabe este testigo que no fueron cautivos ningunas
mujeres porque todas bynieron con una bandera e binieronse dos moriscos con
ellas e baxaron de la sierra del lugar de la Calahorra diciendo que se presentava al
rey y […] a los dos hombres que benyan con ellas los prendieron y aforçaron y a las
mujeres las llevaron çiertos caballeros repartiéndolas entre si y por conosçer este
testigo como dicho tiene a su padre e madre de la dicha Maria Magdalena sabe
que nasçio pared y medio de la casa deste testigo en el dicho lugar de Aldeyre y
por esta raçon sabe que al tiempo del dicho rebelion, la dicha Maria Magdalena no
serya de hedad de mas de çinco o seis años por la conosçer este testigo e tener
noticia de quando naçio.”
Pedro López, morisco natural de Tolox, de treinta y ocho años, declaró saber
ante Pedro Caballero que María Magdalena por el tiempo del levantamiento de
los moriscos, sería de edad de cinco o seis años. Señaló que lo sabía por haber
conocido a sus padres, pues el testigo había vivido en la misma calle y era vecino
“pared y medio en el dicho lugar de Aldeire”. Añadió que la rebelión había tenido
lugar hacía catorce años “y a la dicha saçon la dicha Maria Magdalena hera de
hedad de çinco o seis años, poco mas o menos, por este razon sabe que agora
puede ser de hedad de diez y nuebe años poco mas o menos”.
El 5 de mayo prestó testimonio Isabel Hernández, morisca, mujer de Baltasar
Gaitán25, vecina del arrabal, en la calle de la Pavona. Declaró que conocía a
María Magdalena por haberla visto una vez en casa de sus amos hacía trece o
catorce años:
“Quando binieron los moriscos a esta çibdad andando esta testigo vendiendo
esterillas por las calles acesheçio a entrar en una casa donde salyo la dicha Maria Magdalena e hablo con esta testigo e le dixo que hera morisca y esta testigo
le dijo yo también soy morisca e le pregunto que de donde hera e la dicha Maria
Magdalena le dixo que era natural de Aldeyre […] e quando la bio le paresçe a esta
testigo que seria de hedad de hasta ocho años y medio y aun no lo paresçia por su
aspecto, que era una moçita largueçita.”
Ese mismo día compareció ante Pedro Caballero, el morisco y vecino de
Ciudad Rodrigo, Juan de Silva, de cuarenta años, criado de don Félix Nieto de
Silva26. Natural de La Calahorra, “a una legua chequita del lugar de Aldeyre”,
donde el testigo iba muchas veces en tiempo de paz, había sido cautivado en
la “rebelión de los moriscos del reino de Granada que suçedio catorçe años”.
Allí había conocido a los padres de María Magdalena, de los que dio sus nombres. Declaró haber estado en su casa muchas veces y que en el tiempo “del
25. Sobre Isabel Hernández, vid. Martín Benito (2021: 163).
26. Notable mirobrigense, señor de Alba de Yeltes, que fue en 1594 corregidor de Guadix.
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
59
dicho rebelion que se lebanto el dicho lugar de Aldeyre, la dicha Maria Madalena hera niña pequeña de hedad de seis, yba a siete años”. Añadió Juan de
Silva que una vez que la muchacha fue cautivada la vio en Guadix en poder de
Antonio Pacheco Centeno y después la volvió a ver en Ciudad Rodrigo también
en su poder y que “agora otra vez la a visto en casa de Rodrigo de Herrera
Pacheco”.
El 10 de mayo, el procurador Simón Hernández presentó por testigo ante el
corregidor a Juan Cordones, vecino de Ciudad Rodrigo, de treinta años. Recordó que el levantamiento de los moriscos del reino de Granada había tenido
lugar hacía catorce años, porque de Ciudad Rodrigo había salido una capitanía
y “fue capitán Pedro Alvarez Centeno, e salió de casa de Diego Hernandez de
Avila y este testigo hera paje del dicho Diego Hernandez de Avila”. A María
Magdalena no la conoció en el reino de Granada, sino en Ciudad Rodrigo,
porque cuando vino cautivo a la ciudad su hermano Diego y lo vendieron al
arcediano Cueto, que estaba en casa de Diego Hernández, vio a su hermana
en casa de Antonio Pacheco Centeno. No supo decir la edad que tendría la
muchacha, aunque le parecía que era la que “dize la pregunta, de diez y nuebe
a diez y ocho años, porque quando este testigo la bio como dicho tiene hera
muchacha pequeña”.
A mediados de mayo de 1582 Diego de Cueto obtuvo licencia del corregidor
de Ciudad Rodrigo para ir a las ciudades de Salamanca, Toro y Zamora y a
la villa del Bodón para hacer las probanzas necesarias en el pleito. En estas
poblaciones residían comunidades moriscas27, en las que había personas que
habían conocido y tratado a María Magdalena y su familia cuando vivieron en
Aldeire, de modo que su testimonio podía dar fe de la edad de la muchacha en
aquel tiempo.
A 17 de mayo de 1582 se notificó este auto también a Juan de Mediano, procurador de Rodrigo de Herrera, por si quería también ir a hacer la dicha probanza.
Sin embargo, esta parte se opuso, alegando que Diego de Cueto, aprovechando
la licencia para partir de la ciudad a otros lugares, podía volverse a Granada:
“Por ser cómo es de los nuebamente convertidos del Reyno de Granada so
color de esta hida, se podra volver al dicho Reyno de Granada e parte a donde
el es vezyno, yendo contra lo dispuesto por su magestad que ninguno de los moriscos de Granada e nuebamente convertidos vaya sin liçençia e conducto de su
magestad.”28
4.3. AVERIGUACIONES EN SALAMANCA
Como se ve, la parte de Rodrigo de Herrera intentaba poner dificultades a las
averiguaciones que Diego de Cueto pretendía reunir para justificar la edad de
su hermana en el momento de ser reducida a esclavitud. No obstante, Cueto
27. Sobre los moriscos de Zamora y Toro, vid. Martín Benito (2003).
28. ARChV, Pleitos Civiles, Moreno (F), Caja 147, 2.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
60
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
emprendió el viaje. En Salamanca se presentó ante Fernando de Paz, teniente
de corregidor, al que mostró la carta de la justicia de Ciudad Rodrigo con un
interrogatorio que contenía las siguientes preguntas:
“1. Primeramente si conosçen a las dichas partes y si tienen notiçia de esta causa.
2. Yten, si saben que el rebelion y levantamiento que hiçieron los moriscos en el
reino de Granada en el qual se dize averse cautivado la dicha Maria Madalena
fue y suçedio por el año pasado de myl e quinientos e sesenta y ocho años por
la Navidad del dicho año y si saben que a la saçon del dicho levantamiento y rebelion hera niña pequeña la dicha Maria Madalena de asta hedad de seis e siete
años, poco mas o menos y antes menos que no mas y así lo saben los testigos
por la conosçer e conosçer a sus padres y tener noticia del tiempo y lugar en
que nasçio que fue en un lugar que llamavan Aldeyre, que es en el Çenete de
Guadix del Reyno de Granada y de la dicha hedad de los seis a siete años y me
[sic] paresçia por su aspecto la dicha Maria Madalena a la dicha saçon del dicho
lebantamyento y así lo saben en los testigos por la conosçer e tener dello notiçia y
ansi es cosa publica e notoria y publica boz e fama, digan los testigos que saben
desta pregunta y de della contenido.
3. Yten si saben y que conforme a lo susodicho y el tienpo que hacia que suçedio el
dicho rebelion y a la hedad de los seis o siete años que a la dicha […] contenía la
dicha Maria Madalena al presente hera y es de hedad de diez y nuebe años poco
mas o menos y no mas y ansy lo parece claramente al presente por su aspecto
e manera y ansi es cosa publica e notoria, digan lo que saben y entiende desta
pregunta los testigos.
4. Yten, si saben que todo lo susodicho es publica boz e fama.”
Diego de Cueto consiguió que el 19 de mayo prestaran declaración ante el
teniente de corregidor de Salamanca varios testigos, pertenecientes a la comunidad morisca.
El primero en testificar fue Gaspar Hernández, trabajador, estante en Salamanca, que dio pormenores de cómo se había producido el cautiverio de los moriscos de Aldeire, refugiados en el castillo de La Calahorra. Hernández declaró que
conocía a María Magdalena desde que nació, porque era natural de Aldeire. Dijo
acordarse muy bien que en el momento del levantamiento de los moriscos, María
Magdalena era niña pequeña, “de asta seis años”, y lo sabía porque la había
visto criar en casa de sus padres hasta el dicho levantamiento, “la cual con otras
muchas personas, hombres, mujeres, niños y niñas los listaron en el lugar y torre
de la Calahorra, ques media legua de Aldeire donde heran naturales, estando
allí recoxidos porque no querían guerra”. El testigo añadió que allí habían sido
robados por algunos caballeros, que los repartieron, “y lo sabe porque quando
los pasaron por Guadix los bio este testigo llevar y entre ellos llevaban a la dicha
Maria Magdalena y a su madre y a otro hermano suyo y allí los repartieron entre
los dichos caballeros y los listaron e les cupo a cada uno tres o quatro”. Señaló,
en respuesta a la tercera pregunta, que la muchacha tendría seis años cuando
“la robaron”.
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
61
El segundo testigo fue Martín Pérez, zapatero morisco, de cincuenta años,
estante en Salamanca y natural de La Calahorra, en el marquesado del Cenete
del reino de Granada. Dijo que de las partes del pleito, solamente conocía a
María Magdalena cuando esta era niña pequeña y vivía en casa de sus padres en
Aldeire. Dijo que en el momento del levantamiento y rebelión de los moriscos él se
hallaba en la ciudad de Granada, donde vivía y moraba con su mujer. Respecto
al cautiverio refirió que “estando este testigo en la Calahorra bio que se fueron
allí de paz del Deyre de toda aquella sierra muchas mujeres e niños y niñas e […]
solo hombre biejo de pazes y entre ellos la dicha Maria Magdalena y su madre
e un hermano suyo y estando allí los juntaron a todos e los captivo un Juan de
la Torre que hera gobernador en la Calahorra”. Añadió que María Magdalena era
niña pequeña de hasta seis años, porque conoció a sus padres y sabía que había
nacido en Aldeire.
La tercera en declarar fue Beatriz de Mendoza, mujer de Álvaro de Rojas,
morisco estante en Salamanca. Dijo acordarse de que cuando se levantó el reino
de Granada, María Magdalena era niña pequeña de hasta seis o siete años porque
“la conosçio en casas de sus padres en el lugar del Deyre que es en el Çenete
de Guadix”. Como los testigos anteriores, se refirió al cautiverio de los moriscos,
declarando haber “oído dezir que de paz, la dicha Maria Magdalena y su madre
e un hermano suyo y otras muchas mujeres, niños y niñas, se avian acoxido a
Calaorra ques media legua del Deyre, a do dicen la robaron y catibaron con el
dicho su hermano y madre y todos los demás que con ellas allí se acogieron, pero
que este testigo no la bio porque ya se había ido de Calaorra”. Añadió que había
visto criar a la muchacha en casa de sus padres, con los que se trataba “estando
en paz el dicho reyno” y que por el momento de la rebelión de los moriscos
aquella tendría seis o siete años.
Tras las declaraciones, ese mismo día Diego de Cueto pidió al teniente de
corregidor de Salamanca le mandase dar la fe signada y firmada para presentarla
ante la justicia de Ciudad Rodrigo. De la probanza se hizo un traslado sellado, que
el procurador Simón Hernández presentó el 1 de junio de 1582 ante el corregidor
Pedro Caballero.
El 13 de junio de 1582 el procurador presentó una petición ante el corregidor,
acusando a Rodrigo Herrera Pacheco de rebeldía, “porque no a dicho contra la
publicaçion de testigos por mi pedida”, lo que fue notificado por el escribano a la
parte de Rodrigo de Herrera. Cuatro días después Simón Hernández presentó
una nueva petición al corregidor para que este pronunciara por libre a María
Magdalena y pusiera perpetuo silencio al dicho Rodrigo de Herrera para que este
no se jactara de decir que la muchacha era su esclava. En el escrito, se pedía
que el corregidor:
“Debe considerar que por mi parte se probo que al tienpo del dicho rebelion y
levantamiento la dicha menor no tenia mas hedad de seis o siete años, por lo que
conforme a la ley e plematica real de su magestad por no tener a la saçon diez años
e medio como no los tenia, es libre la dicha menor y debe ser declarada por tal, lo
qual se probo por mi parte por numero de siete a ocho testigos que así lo juran e
declaran, dando razones bastantes e suficientes para ello de que la conosçieron
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
62
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
desde que naçio y vieron criar e la trataron a ella e a su madre, la qual es eficaz y
suficiente probança de derecho.”
Simón Hernández exponía que los testigos presentados por la parte contraria
no hicieron fe ni probanza alguna y que, al ser sus criados o la propia mujer y
suegra de Antonio Pacheco Centeno, eran partes formales e interesadas. Consideraba Hernández que estos testigos no habían dado razones bastantes y concluyentes como los por él presentados. En suma, entendía que la misma ley y
pragmática anulaba y daba por ninguna la venta como esclava de la menor, por
lo que pedía al corregidor que hiciera justicia.
Nuevamente, el 20 de junio, Simón Hernández volvió a presentar otro escrito,
pidiendo se concluyese la causa y que el corregidor mandara citar para dictar
sentencia. Tres días después presentó una nueva petición acusando en segunda
rebeldía a Rodrigo Herrera Pacheco y pidiendo al corregidor “aya la causa por
conclusa”.
El 27 de junio, Juan de Mediano, procurador de Rodrigo Herrera, presentó un
escrito por el que pedía que el corregidor declarase a María Magdalena por esclava de su parte y la condenara a desistir de su pretensión y demanda. Sostenía
que su parte estaba en legítima posesión de la servidumbre de la muchacha,
pues en el momento en que fue cautivada en la rebelión de los moriscos del reino
de Granada tenía once años y medio, y que la parte contraria no había probado
fuera menor. En la defensa de su parte, Mediano utilizaba como argumento la
pertenencia a un determinado grupo étnico-religioso de los testigos: “Mi parte
mayormente siendo como son todos cristianos viejos y no interesados”, frente a
los de parte de María Magdalena, “moriscos todos de quien verosimilmente se
debe presumir depondrian con pasion lo contrario a la verdad”.
4.4. LA SENTENCIA DE LA JUSTICIA DE CIUDAD RODRIGO
Hubo que esperar hasta el 5 de septiembre de 1582 a que el doctor Pedro
Caballero pronunciara la sentencia del pleito. El corregidor falló que la parte de
María Magdalena probó su acción y demanda, y que Rodrigo de Herrera Pacheco
no lo hizo, en virtud de lo cual:
“Debo declarar y declaro a la dicha Maria Magdalena por libre no sujeta a
serbidumbre por aver sido presa en la rebelion del reino de Granada menor de diez
años y medio conforme a la prematica de su magestad y condeno al dicho Rodrigo
de Herrera Pacheco a que de aquí adelante no llame y tenga a la susodicha por
tal su esclava, ni se sirva della, sino que la dexe libremente bebir e tratar como tal
persona libre.”
El corregidor ordenó también que hasta que la morisca no cumpliera los veinte
años fuese puesta en casa de “un hombre honrado christiano desta ciudad para
que la dotrine y enseñe”. No hubo condenación de costas y el fallo ordenó que
cada parte pagara las que hubiera hecho. El fallo fue notificado a las partes.
Dos días después Juan de Mediano, en nombre de Rodrigo Herrera Pacheco,
presentó ante el corregidor un escrito de apelación de la sentencia, manifestando
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
63
su intención de recurrir a la Real Audiencia de Valladolid. El 10 de septiembre
Mediano apeló presentando un requerimiento a la Chancillería vallisoletana.
El 18 de septiembre Juan de Mediano presentó un escrito al corregidor,
notificándole que María Magdalena había estado y estaba depositada en casa
de doña María de Herrera y que convenía al derecho de su parte se removiera el
citado depósito “en casa e parte de una persona noble y onrada”. El corregidor,
atendiendo a la petición, ordenó que el alguacil mayor de la ciudad sacara a
María Magdalena de la casa en la que estaba y la entregara en la de Diego de
Saldaña, vecino y regidor de Ciudad Rodrigo, el cual como depositario debería
dar cuenta cuando le fuera requerido.
No debían irle muy bien las cosas a María Magdalena en casa de sus nuevos
depositarios, pues el 28 de septiembre Simón Hernández presentó un escrito
al corregidor, quejándose del trato que Diego de Saldaña y su mujer Juana de
Avendaño daban a la muchacha:
“[…] se sirven della e todos los ofiçios que quieren y no le dan salario ni la dexan
trabaxar para si y porque ella en su servicio meresçe mucho mas de la comida y
allaria en esta çibdad quien le de muy bastante salario por su serbiçio y habilidad
que tiene de coger, labrar y açer guarniciones y otros ofiçios de mucha estima que
sabe haçer.”
En consecuencia, Simón Hernández, en atención a que “la dicha María Magdalena es mujer pobre y guerfana y no tiene en esta çibdad quien la favorezca”,
pedía al corregidor “sea servido de mandar que el dicho Diego de Saldaña queriendose servir della, le de competente salario que son seis mil maravedís por
cada año y la comida”; en caso contrario, no queriéndoselo dar, pedía que el
corregidor mandara no se sirvieran de ella y la dejaran trabajar para sí, para que
pudiera sustentarse y vestirse29.
4.5. APELACIÓN Y PLEITO EN LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID
Tras la apelación, el recurso prosiguió y el pleito fue a parar a la Real Audiencia
de Valladolid. A petición de Francisco Doya, representante de Rodrigo de Herrera
Pacheco, el 15 de septiembre de 1582 el presidente y oidores de la Chancillería
mandaron que la justicia entregara a Doya un traslado signado, cerrado y sellado
del proceso para que lo llevara y presentara ante ellos en grado de apelación.
El 29 de octubre de 1582 el procurador Francisco Doya, en nombre de Rodrigo
de Herrera Pacheco, pidió la revocación de la sentencia con varios argumentos,
entre ellos el de la edad: “porque al tiempo que la dicha Maria Madalena avia sido
cautiva hera de hedad de doze y aun de treçe años y tal pareçia por su aspecto y
grandor de cuerpo”, al tiempo que desacreditaba lo declarado por los testigos de
la parte contraria, pues “todos ellos son moriscos e xente sin verdad e que hes
cosa çierta que dicen el contrario de la verdad, como lo han dicho”. Añadió que
29. ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
64
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
María Magdalena y otros moriscos fueron cautivados en la guerra y que era falso
que venían a “darse a los cristianos” que estaban en La Calahorra. De esta manera pretendía la parte de Rodrigo de Herrera justificar la reducción a servidumbre,
conforme a lo decretado por la Corona sobre que los moriscos sublevados en el
reino de Granada podían ser reducidos a esclavitud, con excepción de los niños
menores de once años y las niñas menores de diez. Sostuvo el procurador que la
edad se juzgaba por el aspecto, pues no había ningún testigo que informara de
“averla visto nazer”. En su favor, el representante de Rodrigo de Herrera Pacheco
no tenía reparo alguno en proclamar la pertenencia de su parte a un determinado
estatus social y religioso, al argumentar que “a los testigos de mi parte se a de dar
mas credito que hes xente honrada y muy prençipal, hijosdalgo e cristianos viejos”.
El pleito en Valladolid requería de recursos, lo que no representaba problema
alguno para Rodrigo de Herrera, regidor y perteneciente a una de las familias notables de la ciudad. Sí, en cambio, lo era para María Magdalena. Por ello, para poder
pleitear en Valladolid, el 23 de octubre de 1582 Simón Hernández presentó ante el
corregidor de Ciudad Rodrigo una petición para hacer una información de pobreza de María Magdalena, en la que declararon tres testigos, todos ellos cristianos
viejos. Obtenida la información, se presentó en Valladolid por Rodrigo de Carrión30,
solicitando que los oficiales de la Real Audiencia la ayudaran “por pobre atento que
no tiene bienes muebles ni rayzes que valgan tres mil maravedís para ello”. Vista
esta información por el licenciado Quiñones, oidor de la Real Audiencia de Valladolid, el 4 de noviembre de 1582 se mandó que María Magdalena litigara por pobre.
El 9 de noviembre, Rodrigo de Carrión pidió la confirmación de la sentencia
dada en Ciudad Rodrigo por considerarla “buena y justa”, añadiendo la razón de
la edad:
“Porque como consta deste pleito al tiempo y sazon que mi parte fue cautiba que
puede aver quinze años no tenia hedad de mas de çinco años y agora no a mas de
diez y nueve años [...] conforme a derecho siempre se a de faborescer a la libertad
y no a la servidumbre por ser como es hodiosa.”
A principios de diciembre de 1582 las partes del pleito solicitaron una ampliación
del plazo para poder presentar pruebas. Así, la de Rodrigo de Herrera solicitó
ochenta días “para aquende” y ciento veinte “para allende” para hacer probanzas
en diversos lugares, entre ellos Ciudad Rodrigo, Almete y las Alpujarras, mientras
que la parte de María Magdalena solicitó también la ampliación de ochenta días.
4.6. PROBANZAS EN GUADIX
En virtud de ello, entre el 5 y el 9 de febrero de 1583 se tomaron declaraciones
a varios testigos en la ciudad de Guadix, conforme a un interrogatorio presentado
30. Procurador representante de María Magdalena en Valladolid. El 26 de octubre de 1582, Simón
Hernández en Ciudad Rodrigo, ante el corregidor Pedro Caballero “dixo que hacia y hizo procuradores
autores para todo lo contenido en la dicha curadoria y tocante a la dicha menor a Francisco Perez y
Rodrigo de Carrion y a Lucas Ximenez, procuradores de causas en la Real Chançilleria de Valladolid”.
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
65
por la parte de Rodrigo de Herrera y compuesto de siete preguntas que querían
probar que la muchacha había sido cautivada en el levantamiento del lugar de
Aldeire o El Deire, a principios de 1569 y que, por entonces, tenía de doce a trece
años. Testificaron varios vecinos de la ciudad accitana, relacionados entre sí por
lazos de parentesco o por haber participado directamente en el enfrentamiento
contra los moriscos alzados y el consiguiente cautiverio de numerosos esclavos31. Algunos declararon que habían estado presentes cuando María Magdalena
había sido cautivada en la guerra, “peleando con los moros”, cuando “los moriscos e moras se subieron” a Sierra Nevada, “ençima de la dicha villa del Deire”.
Todos dijeron conocer a María Magdalena y que cuando había sido cautiva en la
sierra tendría la edad que señalaba el interrogatorio.
Varios testigos insistieron en su aspecto. Isabel de Mescua declaró que
“Maria Madalena era moça grande de los dichos doçe a treçe años e que los
pechos le creçian y que la susodicha de ver que tenia los pechos creçidos hacia
donaire”. Un argumento similar utilizó María de Mira, señalando que “al tiempo
que la cautivaron tenia los pechos creçidos e que le empeçaban a creçer e que
de doçe a treçe años no tienen pechos las mujeres”. Para avalar la pretendida
edad de los doce años, María de Mira indicó que “hera moça espigada y sabia
bien labrar y sacaba labores dificultosas e por su aspecto e porque hacia otras
haciendas, que amasaba cantidad de pan, por la qual paresçia tener la dicha
hedad que tiene declarado”. En el desempeño de hacer las labores, contenida
en la segunda pregunta del interrogatorio, fue también el testimonio prestado por
Isabel de Mescua:
“La vido esta testigo que deçia coplas de repente en mucho juicio y entendimiento
e por moça della dicha hedad fue avida e tenida entre todas las personas que la
conosçieron y sabia bien labrar y sacaba labores muy dificultosas que de menos
hedad no las podia sacar.”
Una declaración similar hizo Baltasar Pulido.
El doctor Luis de Córdoba, que participó en la cabalgada contra los moriscos
de Aldeire, declaró que:
“A el tienpo que se lebanto este reino y la villa de El Deire que fue principio del
año de sesenta e nueve pocos dias despues que la dicha villa se levanto / con todo
el marquesado del Çenete, Melchior de Mesqua, vecino desta çiudad con otros
caballeros de ella hiçieron una cabalgada en Sierra Nebada despues de se aber
ido todos los moriscos de Aldeire del dicho marquesado a las Alpujarras donde
31. Testigos: Diego de Mescua, de cincuenta años; el capitán Payo de Ribera, de treinta y ocho; Isabel
de Mescua de la Tobilla, de treinta; doña María de Mira, de treinta; Baltasar Pulido, de cincuenta;
Luisa Barba, de más de cuarenta, hermana de Baltasar Pulido; Antonia de Villena (edad en blanco);
Francisca Pulido, de veintisiete años, criada de Baltasar Pulido; el doctor Luis de Córdoba, de treinta
y cinco; y Melchor de Mescua de Mira, de treinta y seis años. Algunos de los testigos habían visto
o participado directamente en la cabalgada que desde Guadix se organizó contra los levantados
moriscos de Aldeire; fue el caso de Diego de Mescua, capitán Payo de Ribera, de Baltasar Pulido o
el doctor Córdoba, así como el propio Melchor de Mescua, que fue quien cautivó a María Magdalena.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
66
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
estaba la fuerça de los moros rebelados y entre las esclavas y esclavos que se
cautibaron que fue en mucha cantidad cautibaron a la dicha Maria Madalena con
quien es este pleito y a el dicho tienpo este testigo la conoçio en poder del dicho
Melchior de Mesqua que la dio a la dicha doña Costança de Paz y en poder de la
dicha doña Costança de Paz y la dicha Maria Madalena era ya moça espigada y le
paresçio a este testigo por su aspecto e talle que tenia de doçe a treze años, antes
mas que menos y save que la susodicha e las demás que ganaron en la cabalgada
/ dicha fueron avidas e ganadas de buena guerra e todas se avian rebelado contra
su magestad.”
El testimonio de Melchor de Mescua, que cautivó a María Magdalena, fue el
siguiente:
“A la segunda pregunta dixo que en la guerra deste reino de Granada que fue
por principio del año de sesenta e nueve entre otros esclavos y esclavas que este
testigo cautibo ubo a la dicha María Madalena que se litiga, a la qual cautibo con
otras esclavas en Sierra Nevada encima del Deire, a la qual cautibo este testigo y
otros caballeros peleando con los moros e que a el tienpo e quando este testigo
la cautibo la susodicha hera moça de doçe a treçe años, paresçialo ansi por su
aspecto e persona e por haciendas que hacia y este testigo le pregunto la hedad
que tenia y la susodicha dixo que era de los dichos doçe a treze años y este testigo,
luego como la trujo a esta çiudad, se la dio presentada [sic] a doña Costança de
Paz, vecina de Çiudad Rodrigo, que en aquella saçon bibia en esta çiudad en casa
del canonigo Soria, su tio, por la amistad que con los susodichos tenia.”
No constan más probanzas por ninguno de los litigantes. Por su parte, María
Magdalena se desplazó de Ciudad Rodrigo a Valladolid a solicitar el pleito. En
abril de 1583 presentó un escrito ante la Real Audiencia quejándose de los malos
tratos de la parte contraria:
“Maria Madalena morisca vecina de Ciudad Rodrigo digo que yo trato pleito en
esta Real audiencia con Rodrigo Pacheco de Herrera, vecino de la dicha çiudad
sobre mi libertad y estando depositada en la dicha çiudad tuve necesidad de benir a
esta corte a solicitar el dicho pleito y agora la parte contraria me anda buscando para
me llevar a su casa y me maltratar como otras bezes lo a echo, yo me presento aquí
ante vuestra alteza con mi persona, a vuestra alteza suplica me mande aber e aya
por presentada y me mande depositar en una casa qual vuestra alteza fuere servido
y me mande dar liçençia para que pueda salir a solicitar el dicho pleito atento que soy
pobre de solenidad y por tal me ayudan los oficiales de esta real audiencia.”
A la queja contestó Francisco Doya que “a ella jamás se la hecho maltratamiento, antes mucho regalo”. El 11 de abril Doya presentó un testimonio de cómo
Pedro López, uno de los testigos de la parte de María Magdalena, había aparecido ahorcado en su casa del arrabal mirobrigense de San Andrés.
4.7. CONFIRMACIÓN DE LA SENTENCIA
El 4 de mayo de 1583 en Valladolid, el presidente y oidores de la Real Audiencia
confirmaron la sentencia que había dado en su día Pedro Caballero, corregidor
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
67
de Ciudad Rodrigo, lo que se notificó a las partes. Francisco Doya, en nombre
de Rodrigo de Herrera, pidió enmendar y revocar la sentencia, considerando que
tenía probado con sus testigos que cuando la rebelión del reino de Granada, su
esclava tenía doce años o más. En su defensa, trató de restar credibilidad a los
testigos presentados por la parte contraria, al asegurar que estos “son moriscos
y personas que se contradicen en sus dichos tales que ninguna fe haçen”. Como
contraposición esgrimía que se debía dar más fe a los testigos de su parte, “por
ser cavalleros e jente muy principal”.
Todo ello se notificó a la parte de María Magdalena, que no “dixo ny alego cosa
alguna”, con lo que concluido el pleito, el 15 de julio de 1583 se pronunció sentencia definitiva en grado de revista, confirmando la anterior. De dicha sentencia,
María Magdalena pidió carta ejecutoria, que se le dio el 20 de julio de 158332.
5. CONCLUSIONES
En la guerra de Granada (1568-1571), niños y niñas moriscas fueron capturados
y reducidos a esclavitud, a sabiendas de la prohibición de la Corona. Incluso, con
posterioridad a la pragmática de 1572 debieron continuar las ventas de muchos
de ellos como esclavos (Aranda, 1984: 128). El proceso de libertad de María
Magdalena iniciado en Ciudad Rodrigo en 1582 fue uno de tantos pleitos que
terminaron por resolverse en la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid.
Cuando en virtud de las pragmáticas reales se reclamaba a la justicia la declaración de libertad, esta de inmediato la decretaba, si bien los propietarios, al
sentirse perjudicados, apelaron a los tribunales superiores, como fue el caso de
la audiencia vallisoletana, para moriscos esclavos en Zamora, Salamanca, Medina del Campo, Medina de Rioseco o Ciudad Rodrigo (Martín, 2021: 113).
La lectura y análisis de la documentación del pleito entre la esclava María
Magdalena y su amo el caballero Rodrigo Herrera Pacheco, pone de manifiesto el
empeño de cada una de las partes de intentar demostrar la legitimidad o no de la
reducción a esclavitud de aquella. Teniendo en cuenta que las pragmáticas reales, en particular la de 30 de julio de 1572, habían establecido un límite de edad,
a partir de la cual no podían ser reducidos a esclavos los moriscos de menos
de diez años y medio y las moriscas menores de nueve y medio (Benítez, 2010:
21-32), las partes litigantes dirigieron la declaración de los testigos presentados
a intentar probar la edad que tenía María Magdalena cuando fue cautivada en
la guerra de Granada. Para ello, la parte que pedía la libertad de la muchacha
aportó testigos que la habían conocido y visto crecer en su pueblo natal, Aldeire,
donde vivía con su familia antes de la rebelión de enero de 1569. Por otro lado,
los testimonios buscaron deslegitimar el cautiverio, diciendo que este se produjo
cuando las mujeres y los niños de Aldeire estaban en el castillo de La Calahorra,
donde habían ido de paz a refugiarse “porque no querían guerra” y que fueron
32. ARChV, Registro de Ejecutorias, Caja 1489, 8.
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
68
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
robados y repartidos por varios caballeros en presencia del gobernador Juan de
la Torre. Por entonces María Magdalena era niña de entre seis o siete años.
Por el contrario, la parte de Rodrigo de Herrera Pacheco buscó y presentó
testigos que declararon que la muchacha era mayor de once años y medio
cuando fue cautivada en la sierra por Melchor de Mescua, vecino de Guadix,
cuando este con otros caballeros de la ciudad peleó con los moriscos levantados
de Aldeire. Llevada a la ciudad accitana, había sido entregada como esclava a
doña Constanza de Paz, sobrina del canónigo Soria. Para reforzar el argumento
de la edad los primeros testimonios obtenidos en Ciudad Rodrigo entre abril
y mayo de 1582 resaltaban el aspecto físico y el “grandor de cuerpo” de la
muchacha, así como su disposición para hacer las tareas domésticas. Llama
la atención que sólo en las probanzas que se hicieron en Guadix en febrero de
1583 −y no antes− se haga mención a aspectos relacionados con la pubertad,
como que “los pechos le creçian y que la susodicha de ver que tenia los pechos
creçidos hacia donaire”, lo que invita a pensar formaba parte de la estrategia de
su amo, Rodrigo de Herrera Pacheco, para sostener que María Magdalena tenía
más de doce años cuando servía como esclava en casa del canónigo Soria, al
poco tiempo de su cautiverio.
Por otro lado, el pleito deja ver la disparidad en el estatus social y económico
de las partes. A lo largo del proceso se subraya la humilde condición de la esclava
María Magdalena, frente al poder de Rodrigo de Herrera Pacheco. Aquella esclava,
“mujer pobre y guerfana”, sin sueldo ni bienes, mientras que su amo era regidor
y miembro de la oligarquía urbana. Así, frente a la declaración de pobreza de la
joven morisca, para que pudiera litigar por pobre en la Real Audiencia, Rodrigo de
Herrera no escatimó recursos y a la declaración de los testigos presentados en
Ciudad Rodrigo al inicio del proceso, sumo y buscó nuevas probanzas en Guadix,
cuando el pleito pasó a la Chancillería de Valladolid.
Por otra parte, en el pleito aflora directamente el orgullo de pertenencia al grupo social de los poderosos y el menosprecio que estos sentían por los moriscos.
La sola pertenencia a la élite dirigente bastaba para pedir que se diera más fe
a los testimonios aportados por Rodrigo de Herrera, “por ser cavalleros e jente
muy principal, y además, ser todos “cristianos viejos”; mientras que los moriscos
eran “xente sin verdad”, personas que “dicen el contrario de la verdad” y que
se contradecían en “sus dichos, tales que ninguna fe hacen”. De hecho, en las
declaraciones, Rodrigo de Herrera se valió de testimonios de varios integrantes
pertenecientes a las principales familias urbanas tales como los propios Herrera, Pacheco, Soria, Caraveo, Paz, Chaves y Robles, emparentados entre sí. De
todos modos, la justicia no dio la razón al caballero y regidor mirobrigense, sino
que, primero el corregidor de Ciudad Rodrigo y después la Audiencia Real de
Valladolid, fallaron a favor de la libertad de la esclava.
Presentado el pleito, las relaciones entre amo y esclava debieron deteriorarse.
Téngase en cuenta que desde que Diego de Cueto pidió la libertad de su hermana
(marzo de 1582) hasta que fue depositada en casa de Diego de Saldaña por
orden del corregidor (septiembre de 1582) María Magdalena estuvo en casa de
doña María de Herrera. La propia esclava se quejó en Valladolid en abril de 1583
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747
ESCLAVITUD INFANTIL. DE GUADIX A CIUDAD RODRIGO...
69
del trato recibido por su amo, quien “me anda buscando para me llevar a su casa
y me maltratar como otras bezes lo a echo”.
El proceso de María Magdalena refleja también que la esclavitud era un sistema social perfectamente asentado en el siglo XVI, del que se servían sus propietarios, preferentemente las élites urbanas, ya fueran laicas o eclesiásticas.
La rebelión del reino de Granada en tiempos de Felipe II no hizo sino reforzar
este sistema y avivar el comercio esclavista. De hecho, por María Magdalena,
que cambió dos veces de dueños, hubo al menos otras dos ofertas de compra,
de 150 y 200 ducados, respectivamente, lo que es indicativo del valor que se
daba y del precio que podía pagarse en torno a la esclavitud, en particular la
femenina33.
Las declaraciones o testimonios en el proceso sirven también para tener en
cuenta y comparar los dos puntos de vista sobre los acontecimientos derivados
del levantamiento de los moriscos de Aldeire de 1569: uno el aportado por los
propios moriscos y otro el de los caballeros de Guadix que fueron a sofocar la
rebelión, lo que les aportó gran cantidad de esclavos.
Con todo, el proceso de libertad de María Magdalena no fue un caso más o
menos aislado, sino que formó parte de otros muchos litigios de esclavos moriscos
que habían sido cautivados siendo niños en la rebelión del reino de Granada y
que, en base a las pragmáticas reales que limitaban la edad de reducción a la
esclavitud, pretendieron y consiguieron alcanzar la libertad.
BIBLIOGRAFÍA
Andújar Castillo, F. (1995) “Entre la ‘administración’ y la esclavitud de los niños moriscos.
Vélez Blanco (Almería), 1570-1580”, en A. Temini (ed.) Mélangés Louis Cardaillac,
v. 2. Zaghouan: Fondation Temimi pour la Recherche Scientifique et l’Information, pp.
739-750.
Aranda Doncel, J. (1984) Los moriscos en tierras de Córdoba. Córdoba: Monte de Piedad
y Caja de Ahorros.
Benítez Sánchez-Blanco, R. (1974) “Guerra y sociedad: Málaga y los niños moriscos cautivos, 1569”, Estudis: Revista de historia moderna, 3, pp. 31-54.
33. La suma de 150 ducados llegaron a ofrecer por María Magdalena en un mesón en Jaén a Francisco Gallego de Soria, cuando este la trasladaba a Ciudad Rodrigo; y otros 200 ducados ofreció el
alguacil mayor de Guadix, por parte de Melchor de Mescua a Juana de Caraveo, al poco tiempo de
haber sido enviada a Ciudad Rodrigo [ARChV, Pleitos civiles, Moreno (F), Caja 147, 2]. El precio era
sumamente mayor al de otros esclavos, como ya informamos supra. Antonio del Águila pagó, en marzo de 1576, 80 ducados por Rafael, un esclavo morisco de dieciocho años, procedente de Alcudia de
Guadix; en septiembre de 1578 dio 70 ducados por una esclava de veinticinco años; y 100 ducados,
libres de alcabalas, en octubre por otra esclava morisca llamada Isabel (Garrido, 2011: 637, 639, 640).
ISSN 1887-1747
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
70
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
Benítez Sánchez-Blanco, R. (2010) “El cautiverio de los moriscos”, Manuscrits: Revista
d’història moderna, 28, pp. 19-43.
Bernal Estévez, A. (1989) El concejo de Ciudad Rodrigo y su Tierra durante el siglo XV.
Salamanca: Diputación.
Cabrillana Ciézar, N. (1975) “Almería en el siglo XVI: moriscos encomendados”, Revista de
Archivos, Bibliotecas y Museos, 78, pp. 41-68.
Garrido García, C. J. (2011) La esclavitud en el reino de Granada en el último tercio del
siglo XVI: el caso de Guadix y su tierra. Tesis doctoral. Granada: Universidad.
Garrido García, C. J. (2020) “Guadix y su Tierra durante la rebelión de los moriscos (15681571)”, en A. Jiménez Estrella & J. Castillo Fernández (eds.) La rebelión de los moriscos del Reino de Granada y la guerra en época de los Austrias. Estudios para un
debate abierto. Granada: Universidad, pp. 201-222.
Mármol Carvajal, L. del (1991) Rebelión y castigo de los moriscos. Málaga: Arguval.
Martín Benito, J. I. (2003) Los moriscos en el obispado de Zamora. Zamora: Semuret.
Martín Benito, J. I. (2016) “El legado testamentario del obispo Antonio del Águila a la sede
accitana”, Boletín del Centro de Estudios «Pedro Suárez», 29, pp. 55-107.
Martín Benito, J. I. (2021) Moriscos en Ciudad Rodrigo y su Tierra. Deportación, confinamiento y expulsión (1571-1616). Ciudad Rodrigo: Centro de Estudios Mirobrigenses.
Martín Benito, J. I. (2022) “Moriscos en el Bodón, señorío del conde de Benavente”, en
AA. VV. Carnaval Ciudad Rodrigo 2022. Ciudad Rodrigo: Mic, pp. 211-215. Recuperado de: https://issuu.com/editorialmic/docs/ciudadrodrigocarnaval2022/s/14872147
[consulta: 18.03.2022]
Martín Casares, A. (1998) “Esclavitud y mentalidad: la población esclava de Granada a lo
largo del siglo XVI”, Chronica Nova, 25, pp. 337-348.
Martín Casares, A. (2000) La esclavitud en Granada en el siglo XVI: género, raza y religión. Granada: Universidad.
Ruiz Pérez, R. (1991) “El levantamiento morisco en tierras de señorío. El caso del marquesado del Cenete”, Chronica Nova, 19, pp. 291-336.
Salazar Acha, J. (2008) “Los Águila, alcaides y alféreces mayores de Ciudad Rodrigo”,
Estudios Mirobrigenses, 2, pp. 189-221.
Salazar Acha, M.ª P. (2002) “Linajes mirobrigenses en la Edad Media”, en J. López Martín
(dir.) Actas del Congreso de Historia de la diócesis de Ciudad Rodrigo. Zamora: Monte Casino, pp. 231-262.
Suárez, P. (1696) Historia del obispado de Guadix y Baza. Madrid: Antonio Román.
Bol. Cen. Pedro Suárez, 35, 2022, 43-70
ISSN 1887-1747